Soy usuario regular de los autobuses desde que tengo memoria. En casa nunca hubo carro, por lo tanto no crecí con esa "comodidad" y no aprendí a verlo como una necesidad. Actualmente no poseo uno, y con la crisis petrolera hoy en día, no tengo intenciones de adquirir uno.
Con tantos años viajando en transporte público, he visto de todo. Desde choques y accidentes, hasta carterazos y pleitos dentro del bus.
Por eso me llama mucho la atención el tipo de cosas que la gente hace durante los minutos u horas que gasta uno en estas latas colectivas. Cito algunos ejemplos:
Leer el periódico:
Esta es una de las más comunes. El típico señor que va con La Extra o abierta de par en par leyendo como el más concentrado. La persona que va a la par y los que van de pie van tratando de leer por lo menos qué dicen los encabezados y si es La Teja tratando de ver la chavala de la contraportada. Personalmente esta nunca la he podido lograr. El periódico es sumamente grande, y si se dobla hay que estarlo desdoblando para pasar de página, y tampoco lo puedo llevar entero de par en par porque se me empieza a desarmar y se salen la mitad de las páginas por debajo. Se incomoda a la persona que va a la par, y a veces si el bus se mueve mucho o hay muchos huecos en la calle, me dan nauseas.
Escuchar música:
Esta es un poco más tecnológica. Desde el radiecito de un rojo que venden en la avenida central hasta los que llevan su iPod, pasando por los walkman, discman, MP3 y cuanto chunche se le puedan pegar unos audífonos. Los que me hacen más gracia son los chavalillos muy retro que van con sus audífonos tipo DJ enormes al mejor estilo de los años 80. En este sentido la gente no molesta porque van en su mundo. Sólamente se vuelve irritante cuando se ponen sin darse cuenta a "cantar" o tararear lo que van oyendo. Peor aún si es música en inglés.
Mandar mensajes por celular:
La era moderna también trajo la adicción a mandar mensajes de texto. Conozco decenas de personas que pagan más por mensajes de texto que por tiempo de llamadas en su recibo mensual. Esta se volvió la práctica más común en los autobuses desde hace unos años, y ahora todo mundo cuando se aburre, y no tiene nada que hacer, entonces se dedica a joder a otros.
Es de todos los días abordar un autobús y ver a mínimo 10 personas tecleando sus mensajitos a punta de pulgar y a más de 30 palabras por minuto. Es toda una nueva ciencia de taquigrafía!
LASTIM Q LOS SMS C STAN KGNDO N L IDIOMA SPANIOL
Comer:
Alimentarse es una necesidad básica del ser humano, y hemos comprobado que los autobuses no están exento de convertirse en comedores. Desde papas tostadas, plátanos, yuquitas y gelatinas que se venden en la misma parada del bus, hasta las cosas más inimaginables.
Chicles, confites, mentas, chocolates y toda clase de golosinas. Algunos más naturales llevan frutas. Otros van con su bolsita de maní, y cuando se bajan dejan en el suelo una alfombra crujiente de cáscaras en el suelo. He visto gente con combos completos de comida rápida.
No falta quien lleve una pizza en caja. Todo el bus se llena del olorcillo, y ojalá sean como las 7pm cuando todo mundo va rumbo a casa con hambre. También he visto ya en varias ocasiones a una pareja que gusta de desayunar en las mañanas en el bus rumbo a Chepe. Jugo o café, pan con algo y hasta frutas!
Pero no hay nada más típico y más molesto, que el clásico fulano que va comiendo pollo frito. Toooodo mundo en el bus percibe inmediatamente ese característico aroma a grasa requemada. Y es peor cuando está cayendo un baldazo y el bus va con todas las puertas y ventanas cerradas. Esta práctica es tan común que no son pocas las paradas de buses donde instalan una venta de pollo al puro frente, como para que alguien haciendo fila se antoje. Y peor aún si va uno de pie y le toca ver la astucia con que el fulano va con sus manos llenas de grasa, chupándose hasta el último hueso. Al terminar meten todos los huesos en la bolsita, le hacen un nudo y la tiran al piso, y finalizan limpiándose las manos en el asiento del bus.
Un amigo me contó que en un bus de desampa una vez venía un carajo con tanto estilo que con una sola mano desmenuzaba un cuarto de pollo asado, lo ponía en una tortilla y se iba comiendo gallitos de pollo.
Creo que de las costumbres de la gente que viaja en bus, esta puede ser la más molesta.
Videojuegos:
Como parte de las nuevas tecnologías, los videojuegos portátiles vinieron a simplificar la vida del que quiere jugar pero no quiere estar en su casa frente a su TV o computadora para jugar. Desde los que tienen un Tetris portátil hasta los de sistemas más complejos como PSPs. Un dato curioso de estos es que despiertan siempre la curiosidad de sus vecinos que si alcanzan a poder ver, van siguiendo el juego desde sus asientos.
Dormir:
En cualquier viaje que supere los 30 o 40 minutos, nunca falta quien prefiera invertir ese ratillo en echarse su buen sueñito. Y las posiciones incómodas que adopta la gente tratando de acomodarse son dignas de admirar. Desde el que va con la cara pegada a la ventana, con la boca abierta y casi babeando, hasta el que tiene la cáscara de recostarse en el/la desconocido/a que va a la par.
Acaso nunca han tenido que contenerse la carcajada cuando alquien se va durmiendo en el bus, cabeceando como delantero de fútbol, y de repente el bus frena y quedan con la cara estampada en el asiento del frente... jajaja, yo sí!
Estas son sólamente algunas de las costumbres que he podido ver y documentar.
La próxima semana esteré publicando la segunda parte de este post con la otra colección de hábitos que la gente practica en el transporte público.
Saludos cordiales!
Con tantos años viajando en transporte público, he visto de todo. Desde choques y accidentes, hasta carterazos y pleitos dentro del bus.
Por eso me llama mucho la atención el tipo de cosas que la gente hace durante los minutos u horas que gasta uno en estas latas colectivas. Cito algunos ejemplos:
Leer el periódico:
Esta es una de las más comunes. El típico señor que va con La Extra o abierta de par en par leyendo como el más concentrado. La persona que va a la par y los que van de pie van tratando de leer por lo menos qué dicen los encabezados y si es La Teja tratando de ver la chavala de la contraportada. Personalmente esta nunca la he podido lograr. El periódico es sumamente grande, y si se dobla hay que estarlo desdoblando para pasar de página, y tampoco lo puedo llevar entero de par en par porque se me empieza a desarmar y se salen la mitad de las páginas por debajo. Se incomoda a la persona que va a la par, y a veces si el bus se mueve mucho o hay muchos huecos en la calle, me dan nauseas.
Escuchar música:
Esta es un poco más tecnológica. Desde el radiecito de un rojo que venden en la avenida central hasta los que llevan su iPod, pasando por los walkman, discman, MP3 y cuanto chunche se le puedan pegar unos audífonos. Los que me hacen más gracia son los chavalillos muy retro que van con sus audífonos tipo DJ enormes al mejor estilo de los años 80. En este sentido la gente no molesta porque van en su mundo. Sólamente se vuelve irritante cuando se ponen sin darse cuenta a "cantar" o tararear lo que van oyendo. Peor aún si es música en inglés.
Mandar mensajes por celular:
La era moderna también trajo la adicción a mandar mensajes de texto. Conozco decenas de personas que pagan más por mensajes de texto que por tiempo de llamadas en su recibo mensual. Esta se volvió la práctica más común en los autobuses desde hace unos años, y ahora todo mundo cuando se aburre, y no tiene nada que hacer, entonces se dedica a joder a otros.
Es de todos los días abordar un autobús y ver a mínimo 10 personas tecleando sus mensajitos a punta de pulgar y a más de 30 palabras por minuto. Es toda una nueva ciencia de taquigrafía!
LASTIM Q LOS SMS C STAN KGNDO N L IDIOMA SPANIOL
Comer:
Alimentarse es una necesidad básica del ser humano, y hemos comprobado que los autobuses no están exento de convertirse en comedores. Desde papas tostadas, plátanos, yuquitas y gelatinas que se venden en la misma parada del bus, hasta las cosas más inimaginables.
Chicles, confites, mentas, chocolates y toda clase de golosinas. Algunos más naturales llevan frutas. Otros van con su bolsita de maní, y cuando se bajan dejan en el suelo una alfombra crujiente de cáscaras en el suelo. He visto gente con combos completos de comida rápida.
No falta quien lleve una pizza en caja. Todo el bus se llena del olorcillo, y ojalá sean como las 7pm cuando todo mundo va rumbo a casa con hambre. También he visto ya en varias ocasiones a una pareja que gusta de desayunar en las mañanas en el bus rumbo a Chepe. Jugo o café, pan con algo y hasta frutas!
Pero no hay nada más típico y más molesto, que el clásico fulano que va comiendo pollo frito. Toooodo mundo en el bus percibe inmediatamente ese característico aroma a grasa requemada. Y es peor cuando está cayendo un baldazo y el bus va con todas las puertas y ventanas cerradas. Esta práctica es tan común que no son pocas las paradas de buses donde instalan una venta de pollo al puro frente, como para que alguien haciendo fila se antoje. Y peor aún si va uno de pie y le toca ver la astucia con que el fulano va con sus manos llenas de grasa, chupándose hasta el último hueso. Al terminar meten todos los huesos en la bolsita, le hacen un nudo y la tiran al piso, y finalizan limpiándose las manos en el asiento del bus.
Un amigo me contó que en un bus de desampa una vez venía un carajo con tanto estilo que con una sola mano desmenuzaba un cuarto de pollo asado, lo ponía en una tortilla y se iba comiendo gallitos de pollo.
Creo que de las costumbres de la gente que viaja en bus, esta puede ser la más molesta.
Videojuegos:
Como parte de las nuevas tecnologías, los videojuegos portátiles vinieron a simplificar la vida del que quiere jugar pero no quiere estar en su casa frente a su TV o computadora para jugar. Desde los que tienen un Tetris portátil hasta los de sistemas más complejos como PSPs. Un dato curioso de estos es que despiertan siempre la curiosidad de sus vecinos que si alcanzan a poder ver, van siguiendo el juego desde sus asientos.
Dormir:
En cualquier viaje que supere los 30 o 40 minutos, nunca falta quien prefiera invertir ese ratillo en echarse su buen sueñito. Y las posiciones incómodas que adopta la gente tratando de acomodarse son dignas de admirar. Desde el que va con la cara pegada a la ventana, con la boca abierta y casi babeando, hasta el que tiene la cáscara de recostarse en el/la desconocido/a que va a la par.
Acaso nunca han tenido que contenerse la carcajada cuando alquien se va durmiendo en el bus, cabeceando como delantero de fútbol, y de repente el bus frena y quedan con la cara estampada en el asiento del frente... jajaja, yo sí!
Estas son sólamente algunas de las costumbres que he podido ver y documentar.
La próxima semana esteré publicando la segunda parte de este post con la otra colección de hábitos que la gente practica en el transporte público.
Saludos cordiales!