Cada vez que pienso en un tema para escribir en el blog, intento renovarme un poco y no repetirme, y hoy al sentarme frente al teclado y volver a pensar en historias de autobuses, imagino a mis lectores diciendo "Qué mae más necio con sus buses".
Pero esta historia de hoy sucedió el viernes pasado, o mejor dicho madrugada de sábado, y es algo que definitivamente no me puedo guardar, y quién mejor que ustedes para compartirlo. Sé que les gustará (o escandalizará) la historia de todas maneras.
Todo empezó con una saludable y tranquila salida con amigos para conversar, reirnos y olvidarnos por un rato de las broncas cotidianas. A las 12:30 estábamos pidiendo el zarpe y pocos minutos después nuestra chofer designada amablemente me dejaba en Chepe Centro donde tomaría el bus hacia Mordor de 1am. Hasta ahí todo iba bien.
Pero se imaginarán ustedes que en madrugada de sábado y recién pasado el día de pago, abundan los artistas en la ciudad, y varios de ellos necesitados de transporte.
Al acercarse el bus a la parada y empezar a montar gente, una muchacha de unos veintitantos, sola y en evidente estado de ebriedad, por no decir que hasta la cara me duele, al tratar de subir las gradas del bus perdió el equilibrio y se fue para atrás. Calculo que pudo haber caído 2 metros para aterrizar con su cabeza sobre la acera. No sé si fue el golpe, el alcohol o ambos, pero obviamente quedó inconsciente en el suelo. Por suerte a menos de 50m habían dos policías quienes llamaron una ambulancia y revisaron sus signos vitales. El chofer del bus obviamente fue el primero en bajarse para asegurarse de que todo estuviera bien.
Estabamos ya los pasajeros en el bus y no habían pasado ni 2 minutos del incidente anterior cuando al fondo del bus se escucha el clásico "pssssk" de una lata que se abre. El chofer inmediatamente localiza por el espejo al responsable y le indica que es prohibido consumir licor dentro de la unidad. Que bote la cerveza o se baja. Ante la majadería del pasajero el chofer se pone chiva y lo hizo prácticamente echado del bus.
Por fin salimos de la parada y llegando a Barrio La California, nuevamente tratan de montarse varios muchachillos con cervezas en la mano. El chofer les advierte que no los va a dejar montarse con las bebidas, e inicia de nuevo la discusión hasta que se tuvo que poner chiva de nuevo y accedieron a botar los tragos para poder montarse.
Tan solo 3 paradas después se monta otro maecillo tan pero tan borracho que estando ya dentro del bus el chofer se paró, literalmente lo alzó y lo hizo bajado.
Y como si eso fuera poco apenas llegando a Plaza del Sol dentro del bus empieza a oler a marihuana. De nuevo el chofer detiene la unidad y se va asiento por asiento hasta que lanza la amenaza (porque ya no era advertencia) de que o se bajaban del bus o iba a cerrar puertas y llamar a la policía. Obviamente los mafufos se hicieron tirados.
Me pregunto yo... ¿sólo a mi me pasan cosas así en los buses? ¿será posible tantas anécdotas tan increíbles en un solo viaje y en menos de 3km?
En todo caso mis respetos al chofer (foto adjunta) de la unidad 9C de Lumaca el sábado a la 1am cuyo nombre no pude ver. Usted mínimo debe ser primo tercero de Chuck Norris.
Pero esta historia de hoy sucedió el viernes pasado, o mejor dicho madrugada de sábado, y es algo que definitivamente no me puedo guardar, y quién mejor que ustedes para compartirlo. Sé que les gustará (o escandalizará) la historia de todas maneras.
Todo empezó con una saludable y tranquila salida con amigos para conversar, reirnos y olvidarnos por un rato de las broncas cotidianas. A las 12:30 estábamos pidiendo el zarpe y pocos minutos después nuestra chofer designada amablemente me dejaba en Chepe Centro donde tomaría el bus hacia Mordor de 1am. Hasta ahí todo iba bien.
Pero se imaginarán ustedes que en madrugada de sábado y recién pasado el día de pago, abundan los artistas en la ciudad, y varios de ellos necesitados de transporte.
Al acercarse el bus a la parada y empezar a montar gente, una muchacha de unos veintitantos, sola y en evidente estado de ebriedad, por no decir que hasta la cara me duele, al tratar de subir las gradas del bus perdió el equilibrio y se fue para atrás. Calculo que pudo haber caído 2 metros para aterrizar con su cabeza sobre la acera. No sé si fue el golpe, el alcohol o ambos, pero obviamente quedó inconsciente en el suelo. Por suerte a menos de 50m habían dos policías quienes llamaron una ambulancia y revisaron sus signos vitales. El chofer del bus obviamente fue el primero en bajarse para asegurarse de que todo estuviera bien.
Estabamos ya los pasajeros en el bus y no habían pasado ni 2 minutos del incidente anterior cuando al fondo del bus se escucha el clásico "pssssk" de una lata que se abre. El chofer inmediatamente localiza por el espejo al responsable y le indica que es prohibido consumir licor dentro de la unidad. Que bote la cerveza o se baja. Ante la majadería del pasajero el chofer se pone chiva y lo hizo prácticamente echado del bus.
Por fin salimos de la parada y llegando a Barrio La California, nuevamente tratan de montarse varios muchachillos con cervezas en la mano. El chofer les advierte que no los va a dejar montarse con las bebidas, e inicia de nuevo la discusión hasta que se tuvo que poner chiva de nuevo y accedieron a botar los tragos para poder montarse.
Tan solo 3 paradas después se monta otro maecillo tan pero tan borracho que estando ya dentro del bus el chofer se paró, literalmente lo alzó y lo hizo bajado.
Y como si eso fuera poco apenas llegando a Plaza del Sol dentro del bus empieza a oler a marihuana. De nuevo el chofer detiene la unidad y se va asiento por asiento hasta que lanza la amenaza (porque ya no era advertencia) de que o se bajaban del bus o iba a cerrar puertas y llamar a la policía. Obviamente los mafufos se hicieron tirados.
Me pregunto yo... ¿sólo a mi me pasan cosas así en los buses? ¿será posible tantas anécdotas tan increíbles en un solo viaje y en menos de 3km?
En todo caso mis respetos al chofer (foto adjunta) de la unidad 9C de Lumaca el sábado a la 1am cuyo nombre no pude ver. Usted mínimo debe ser primo tercero de Chuck Norris.