Cuatro anécdotas.
1- Hace unos años mi papá breteaba en uno de los edificios que están en pleno centro de Chepe, ahí por la Avenida Central. Entre las cosas interesantes de su oficina es que tenía una gran ventana que podía abrirse. En sus escasos ratos de ocio, se dedicaba a observar a la gente pasar abajo. En esos ratos se vió que a esa ventana llegaban algunos pajaritos, así que se le ocurrió la idea de poner ahí frutas y semillas de vez en cuando para que los pájaros llegaran a comer. Su decepción no pudo ser mayor. Puros zanates era lo que llegaban.
2- Eran esos días de finales de diciembre, y quedé de verme con mi novia en San José para salir. Como era una ocasión especial, andaba estrenando una elegante camisa de vestir negra, que me hacía lucir más elegante de lo que ya soy (ejem...). Me llamó para avisarme que venía 15 minutos tarde, por lo que decidí ir a sentarme a la Plaza de la Cultura a esperarla. Tenía 2 minutos de estar sentado en una de las bancas cuando desde algún lugar del cielo una tibia y caldosa cuita de paloma descendió para aterrizar justo en mi hombro. Tuve que comprar otra camisa.
3- En el patio de mi casa cuando vivía en Desamparados, dos gorriones hicieron su nido. habían 3 huevos y los pajaritos hacían turnos para empollarlos. Decidí seguir de cerca el proceso de incubación. Una mañana cuando revisé el nido sólo quedaba uno de los 3 huevos. Me dió lástima por los pajaritos, pero ellos se dedicaron a cuidar al único huevo que les quedaba. Al cabo de varias semanas, por fin se rompió el cascarón y salió el polluelo. Era un zanate.
4- Hace un mes, un sábado, cerca de mi casa vi que un gato tenía algo atrapado y lo iba a matar. Espanté al gato y rescaté al pobre pájaro. Era una paloma de castilla o paloma doméstica, como las de la Plaza de la Cultura. Estaba herida y no podía volar, así que a como pude la agarré con cuidado y me la llevé para la casa. Ahí la puse en el patio y hasta tomé una caja de cartón y le hice una "casita" para protegerla del frío. Le puse agua y comida y decidí cuidarla hasta que se repusiera. Incluso le puse nombre: Toña, ya que la caja era de cerveza Toña nicaragüense. El animalito se curó, y eventualmente nos convirtió todo el patio en un cagadero, hasta que decidí llevarmela afuera y soltarla para que volara y deshacernos de ella. En efecto se fue. Ahora llega todos los días a cagar al patio de mi casa.
Estas aves urbanas han llegado a ser consideradas verdaderas plagas. Atentan contra las arquitecturas con sus excrementos, y erradican a otras especies de aves. Se les llama "ratas voladoras" y Chepe Centro está hasta las orejas de ellos.
1- Hace unos años mi papá breteaba en uno de los edificios que están en pleno centro de Chepe, ahí por la Avenida Central. Entre las cosas interesantes de su oficina es que tenía una gran ventana que podía abrirse. En sus escasos ratos de ocio, se dedicaba a observar a la gente pasar abajo. En esos ratos se vió que a esa ventana llegaban algunos pajaritos, así que se le ocurrió la idea de poner ahí frutas y semillas de vez en cuando para que los pájaros llegaran a comer. Su decepción no pudo ser mayor. Puros zanates era lo que llegaban.
2- Eran esos días de finales de diciembre, y quedé de verme con mi novia en San José para salir. Como era una ocasión especial, andaba estrenando una elegante camisa de vestir negra, que me hacía lucir más elegante de lo que ya soy (ejem...). Me llamó para avisarme que venía 15 minutos tarde, por lo que decidí ir a sentarme a la Plaza de la Cultura a esperarla. Tenía 2 minutos de estar sentado en una de las bancas cuando desde algún lugar del cielo una tibia y caldosa cuita de paloma descendió para aterrizar justo en mi hombro. Tuve que comprar otra camisa.
3- En el patio de mi casa cuando vivía en Desamparados, dos gorriones hicieron su nido. habían 3 huevos y los pajaritos hacían turnos para empollarlos. Decidí seguir de cerca el proceso de incubación. Una mañana cuando revisé el nido sólo quedaba uno de los 3 huevos. Me dió lástima por los pajaritos, pero ellos se dedicaron a cuidar al único huevo que les quedaba. Al cabo de varias semanas, por fin se rompió el cascarón y salió el polluelo. Era un zanate.
4- Hace un mes, un sábado, cerca de mi casa vi que un gato tenía algo atrapado y lo iba a matar. Espanté al gato y rescaté al pobre pájaro. Era una paloma de castilla o paloma doméstica, como las de la Plaza de la Cultura. Estaba herida y no podía volar, así que a como pude la agarré con cuidado y me la llevé para la casa. Ahí la puse en el patio y hasta tomé una caja de cartón y le hice una "casita" para protegerla del frío. Le puse agua y comida y decidí cuidarla hasta que se repusiera. Incluso le puse nombre: Toña, ya que la caja era de cerveza Toña nicaragüense. El animalito se curó, y eventualmente nos convirtió todo el patio en un cagadero, hasta que decidí llevarmela afuera y soltarla para que volara y deshacernos de ella. En efecto se fue. Ahora llega todos los días a cagar al patio de mi casa.
Estas aves urbanas han llegado a ser consideradas verdaderas plagas. Atentan contra las arquitecturas con sus excrementos, y erradican a otras especies de aves. Se les llama "ratas voladoras" y Chepe Centro está hasta las orejas de ellos.