Una monedita...

Usted de fijo los ha visto. No puede decir que no. Y también, de fijo, los ha ignorado.
Y es que si como yo, atraviesa caminando Chepe Centro, es muy probable que sea uno de los miles que utilizan los concurridos bulevares para llegar a su destino, o bien de un bus a otro.
Usted va pensando en sus cosas, viendo una que otra ventana, esquivando los plásticos repletos de películas piratas, y ahí aparecen.
Son los "limosneros clásicos" (así les llamo yo). Se diferencian del típico piedrerillo que uno se topa en cualquier esquina que nos pide una tejita, y que nos da miedo que nos la vaya a pedir "a la fuerza".

No, estos no. Estos tienen su rutina, sus lugares específicos, y hasta su equipo en algunos casos.
Van desde el popular Marito Mortadela hasta el cieguito del megáfono. Algunos con una guitarra vieja y desafinada, otros con un radio y un parlante gastado, y hasta con micrófono para entonarnos las mismas melodías una y otra vez.
He intentado algunas veces hablarles, pero son poco elocuentes. No sé quiénes son, de dónde vienen, o si alguien los lleva y trae a Chepe Centro todas las mañanas.

Son gente humilde, que definitivamente vive de esto, y que por su condición probablemente no tenga otra opción.
No sea mala gente, y un día de estos, suélteles una tejita.
Fijo se lo van a agradecer.